Medicina Preventiva y de Precisión: por qué es importante conocer nuestra información genética
Los avances de la ciencia y la medicina son aliados de la prevención. Hoy es posible conocer de antemano ciertas predisposiciones a padecer enfermedades y actuar de manera anticipada a su aparición.
Así, la modificación de ciertos hábitos de vida haría las veces de «tratamiento preventivo».
Es que el ADN presente en el núcleo de cada célula contiene toda la información del ser humano, desde su desarrollo embrionario hasta la edad adulta. Este tiene información no solamente de las enfermedades genéticas que desarrollará cada individuo, sino que también «dice» cómo será la digestión de la persona, cómo tolerará ciertos medicamentos, si será alérgico o no, si tendrá intestino irritable y hasta qué color de cabello y altura llegará a tener.
En el ADN se encuentra toda la información de aquello que iremos manifestando a lo largo de nuestras vidas. Todas las células de nuestro cuerpo tienen esa codificación genética, la cual, va a manifestarse en algún momento, de una forma u otra. Según la OMS, esa manifestación dependerá en un 55% de lo que comamos o no comamos, de la actividad física que hagamos o dejemos de hacer, de la ingesta de alcohol, del tabaco y de otros elementos, los cuales van a ir variando esta expresión genética, que en medicina se denomina “fenotipo”. Por entenderlo mejor: la carga genética que tiene el individuo desde su nacimiento, se llama “genotipo”, mientras que la resultante final manifestada en el cuerpo o físico de la persona que esta información presentará se llama “fenotipo”.
Esto es precisamente lo que tratamos de analizar con la genética: a través del genotipo, analizamos si los genes de la persona tienen características especiales y, una vez que éstas son identificadas, se le sugieren modificaciones en la alimentación, en la actividad física y otras pautas, para evitar que esos genes se expresen y moldear un fenotipo sano.
La pregunta importante es si se evita la enfermedad o sólo se dilata su aparición. La respuesta es sencilla: depende de cada persona y de la forma en que siga las recomendaciones. Si es estricta, se puede reducir el riesgo de que la enfermedad se manifieste. Si es sólo un poco estricto, está retrasando las manifestaciones de la enfermedad, mientras que si no sigue en absoluto las recomendaciones, sus genes se terminarán expresando y la enfermedad aparecerá antes o después. Es por ello que debe quedar claro que el estudio sólo brinda información que debe incitar a un cambio en los hábitos y que por sí solo no cura.
El tiempo en la prevención vale oro y cuanto antes se pueda conocer la carga genética, más probabilidades habrá de evitar la aparición de ciertas patologías.